Las liquidaciones que le siguen a un Acuerdo Extrajudicial de Pagos son unos de los miedos de aquellas personas que se acogen a la Ley de la Segunda Oportunidad. Sin embargo, estos se ven superados por la posibilidad de embargo de la vivienda habitual; una de las razones por las que algunas personas incluso evitan tener que acogerse a este beneficio. Pero, ¿Qué harías si te dijéramos que es posible evitar que esto suceda?
Sí, el embargo de la vivienda habitual es una realidad que muchas personas han vivido, incluso a través de la Ley de la Segunda Oportunidad. Sin embargo, esto suele ocurrir por una mala asesoría o incluso una mala toma de decisiones a la hora de comenzar con el proceso de la Ley Concursal. Te explicamos cuáles son las estrategias que evitan que esto suceda, para que puedas considerar acogerte a este beneficio sin miedo a perder tu hogar ¡Ahora es más sencillo!
La reforma de la Ley de la Segunda Oportunidad de 2022, un cambio en el embargo de la vivienda habitual
Antes de septiembre de 2022, el embargo de la vivienda habitual era una ocurrencia bastante común en el proceso de la Ley Concursal. Bastaba con una orden judicial para que los bancos, instituciones y Haciendan pudieran tomar tu casa como una forma de pagar tus deudas cuando no contabas con el capital suficiente para hacerlo.
Solo se les permitía a los deudores conservar una vivienda si el valor de la hipoteca pendiente era mucho mayor al valor de la vivienda en el mercado. Asimismo, tampoco era viable si la venta de la vivienda implicaba una peor situación económica; como por ejemplo que los costes de venderla y adecuarla fueran demasiado altos con respecto a la ganancia. Por supuesto, eran situaciones muy específicas y que no todos cumplían, por lo que aumentaba el riesgo.
Aunque en la actualidad sigue siendo una posibilidad, ahoralanueva Ley Concursal ha establecido más opciones que te ayudarán a evitar este destino. Los deudores tendrán la opción de incluso pagar la parcialidad de sus deudas al mismo tiempo que conservan su casa, sin riesgo a embargo de la vivienda habitual.
Ahora tú puedes elegir si quieres quedarte con tu vivienda o no
Sí, el embargo de la vivienda habitual ya no es una obligación, sino una opción. Durante el proceso, se le da la opción al deudor de si quiere quedarse o no con la vivienda. En función de la elección tomada, existen dos caminos por los cuales puede proceder la Ley de La segunda oportunidad.
El primero es la cancelación total de las deudas con liquidación del patrimonio, lo que implica el embargo de la vivienda habitual. El segundo es la cancelación parcial de las deudas con plan de pagos, en conjunto con preservar la vivienda y otros bienes. Sin embargo, hay que tener en cuenta que conservar la casa no siempre es la mejor opción. De hecho, existen situaciones en las que es mejor liquidar tu patrimonio.
¿Cómo saber qué deberías elegir?
Saber cuál es la mejor opción entre permitir el embargo de la vivienda habitual o quedártela va a depender de tu situación personal. En todos los casos se recomienda tener la asesoría de un profesional, quien te ayudará a crear una estrategia para obtener beneficios. Incluso en la situación del embargo de la vivienda habitual. A continuación, te damos algunos ejemplos y explicamos que implica cada uno
El embargo de la vivienda habitual
El embargo de la vivienda habitual también se puede denominar como exoneración con liquidación de activo. En esta opción sacrificas todo tu patrimonio, lo que incluye la vivienda, para obtener el perdón de tus deudas. Esta opción es recomendable si la vivienda tiene cargas o podría significar un peso económico. Por ejemplo, que el valor de tu vivienda sea menor a la hipoteca pendiente o si simplemente queda mucha hipoteca por pagar.
Conservar tu vivienda
Conservar la vivienda habitual puede parecer la mejor opción para la mayoría. No obstante, tomando como ejemplo el caso anterior; claramente a veces es mejor despegarse de este inmueble. Por otro lado, a veces sí es mejor quedártela para sacar beneficios.
Esto se recomienda principalmente cuando queda poca hipoteca por pagar o cuando la vivienda está libre de cargas que podrían hacerte peso en el futuro. En este caso, el proceso sigue con la negociación de un plan de pagos; el cual se puede extender de unos 3 a 5 años para que puedas pagar tu deuda.