La Ley de Segunda Oportunidad es muy clara respecto a los requisitos para poder acogerse a ella. Uno de los más importantes, y del que derivan muchos otros, es que el deudor debe actuar de buena fe siempre. Pero ¿qué significa esto en términos jurídicos? Pues, de forma simple, implica no incurrir (o haber incurrido) en actos que pongan en duda la necesidad real de esta segunda oportunidad.
Comprender las implicaciones de ello podría no ser sencillo a simple vista; pero hacerlo es indispensable para evaluar la compatibilidad del deudor con la Ley de Segunda Oportunidad. Por esta razón, dedicaremos los siguientes párrafos a explicar en qué consiste ser un deudor de buena fe, así como su importancia en este ámbito. Así, nuestros potenciales clientes sabrán lo que pueden o no hacer en este proceso.
¿Qué significa ser un deudor de buena fe?
En el marco de la Ley de Segunda Oportunidad, el deudor de buena fe es esa persona que ha caído en una situación de insolvencia por mala suerte. Esto quiere decir que está lejos de ser completamente responsable de sus retrasos o pagos nulos; en cambio, situaciones como el fracaso de un emprendimiento o la falla en la recuperación de la inversión podrían ser justificativos.
Las características de un deudor de buena fe
Ahora bien, lo que determina si alguien es o no un deudor de buena fe es lo que se conoce como Ley Concursal. Esta misma establece que «solo se admitirá la solicitud de exoneración del pasivo insatisfecho a los deudores de buena fe». De igual forma, en su artículo 178 define los requisitos que debe cumplir una persona que necesite acogerse bajo la Ley de Segunda Oportunidad. Los describimos a continuación:
Insolvencia debido al infortunio e historial legal limpio
En primer lugar, y como ya indicamos, su situación de insolvencia debería estar asociada al infortunio; esto quiere decir que su deuda no debería ser consecuencia de actos de mala fe. Tampoco debería tener procesos penales relacionados con actividad económica con la Agencia Tributaria, la Seguridad Social o sus trabajadores en los últimos 10 años.
Intento o logro de un acuerdo extrajudicial
Es importante que se haya intentado un acuerdo extrajudicial antes de proceder. La negociación amistosa iniciada por el deudor es un punto muy positivo para acogerse bajo la Ley de Segunda Oportunidad. De alcanzarse un acuerdo en este punto, el deudor de buena fe podría renegociar su deuda y llevar una vida con una carga financiera más ligera. Pero este no siempre es el caso.
Créditos contra la masa y concursales privilegiados satisfechos
Y, por último, que haya satisfecho los créditos contra la masa y los créditos concursales privilegiados. De no haber intentado un acuerdo extrajudicial para negociar el pago previo, debería responder por al menos 25% de los créditos concursales ordinarios; así lo establece la Ley Concursal. Esto hace notar que el deudor ha asumido los costes derivados de la solicitud de un concurso de acreedores como parte de la crisis.
¿Cuál es la importancia de la buena fe en la Ley de Segunda Oportunidad?
La importancia de esta característica es bastante obvia: es un requisito fundamental para poder optar por la Ley de Segunda Oportunidad. La siguiente radica en sus derivados; cada uno de ellos ofrece información clave para que los acreedores, abogados y/o jueces trabajen en una solución justa. Es decir, en que el deudor pueda renegociar su carga y que el acreedor pueda recuperar su dinero.
Y, aunque parezca evidente, debemos destacarlo. El hecho de que una persona se muestre en disposición de proponer cambios en el cronograma lugar de exonerarse de la deuda es alentador. Los legisladores pueden interpretarlo como una iniciativa para cumplir con la deuda impaga, pero en plazos más cómodos. Es una muestra de interés por encontrar una solución que favorezca al acreedor.
Recordemos que el objetivo de los legisladores será garantizar que el deudor tiene un historial limpio que lo hace apto para beneficiarse de la ley. De este modo, evitan que personas irresponsables en el manejo financiero se aprovechen de ella y perjudiquen el importante aporte de esta. De modo que la importancia radica primordialmente en permitir la correcta implementación de la Ley de Segunda Oportunidad.