La pandemia y la paralización de la actividad que acarreó en sus primeros momentos han tenido consecuencias muy serias para las empresas españolas, que han visto cómo sus deudas se disparaban sin posibilidad de evitarlo. Una circunstancia que ha puesto en la cuerda floja a muchas de ellas.

El último informe publicado por el Banco de España pone cifras a esta realidad. Desde el inicio de la pandemia en febrero de 2020, las empresas españolas se han endeudado por un valor de más de 68.000 millones de euros en términos netos. Esto supone un incremento de 7,7 %. Centrándonos solo en los últimos 4 trimestres, las deudas de las empresas aumentaron en 27.600 millones de euros.

De esta forma, en términos globales, las deudas de las empresas españolas han aumentado hasta alcanzar los 960.800 millones de euros. Esta es una cifra que no se registraba desde el año 2015. En términos de PIB, la deuda neta de las entidades no financieras equivale al 82,8 % del Producto Interior Bruto del país, según ese mismo informe del Banco del España.

Deudas que ahogan a las empresas

Esa necesidad de endeudamiento por parte de las empresas ha estado provocada por varios motivos. El primero de ellos, la necesidad de obtener liquidez en una situación especialmente compleja a causa de la pandemia. El segundo, tener que adaptarse a marchas forzadas a una situación hasta ahora desconocida con procesos de reestructuración a veces muy drásticos.

Pero a estos dos grandes motivos que elevaban la deuda de las empresas españolas se añadían otros no menos importantes. Ese ha sido el caso de la necesidad de refinanciar deudas anteriormente contraídas para evitar tener que echar el cierre definitivo o caer en la ruina económica.

De hecho, la situación provocada por la pandemia ha llegado a ser dramática para muchas empresas españolas. Un informe elaborado por la agencia de calificación crediticia Moody’s señalaba en mayo que las grandes empresas españolas en riesgo de impago a sus acreedores se habían elevado hasta el 20 %.

No solo eso, según Moody’s, ese porcentaje se había multiplicado a causa se la pandemia. Así, si a finales de 2019 las empresas españolas en riesgo de impago eran apenas el 6 %, solo año y medio después esa cifra se había triplicado con creces.

La razón hay que buscarla en el tejido productivo español, muy centrado en el sector servicios. Con un elevado porcentaje de empresas dedicadas al turismo y al ocio, era inevitable que la pandemia provocara un auténtico cataclismo. Sin embargo, el futuro no es tan oscuro como estos datos parecen indicar.

Hace unos meses, el mismo Banco de España calculaba que alrededor de un 18 % de las empresas españolas eran insolventes a causa de la pandemia, puesto que sus deudas netas superaban en 12 veces los beneficios previstos para el siguiente bienio.

Sin embargo, la institución también auguraba que al menos la mitad de esas empresas insolventes a principios de año son viables. Para ello, aludía a dos posibles salidas: inyecciones de capital o la reestructuración de las deudas, introduciendo nuevos mecanismos para agilizar los mecanismos de insolvencia previstos en la ley.

En ese sentido, la Ley de Segunda Oportunidad se ha convertido en estos meses de pandemia en un auténtico salvavidas para muchas empresas ahogadas por las deudas. Acogerse a los mecanismos que prevé es la única posibilidad de supervivencia para autónomos y pymes. Pero, para ello, es importante contar con el apoyo y asesoramiento de auténticos especialistas.

Sin un despacho especializado puedes estar perdiendo oportunidades para salvar tu empresa. Futuro sin deudas te ayuda a que no sea así, poniendo a tu disposición un amplio equipo multidisciplinar especializado en todo lo relacionado con la aplicación de la Ley de Segunda Oportunidad.

Estás a sólo
un paso de conseguirlo.

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Ventajas:

● Eliminación de Deudas: Posibilidad de exonerar todas o parte de las deudas.

● Reinicio Financiero: Permite a los deudores empezar de nuevo sin la carga de las deudas anteriores.

● Protección Legal: Proporciona un marco legal para proteger al deudor frente a las demandas de los acreedores.

Desventajas:

● Impacto en el Patrimonio: Posible pérdida de bienes y patrimonio.

● Requisitos Estrictos: No todos los deudores pueden acogerse debido a los requisitos legales.

● Proceso Complejo: El procedimiento puede ser largo y complejo, requiriendo asesoramiento profesional.